Y el Palau se te rindió

“Que a tu banda favorita
Aún le queden muchos años
Y que su mejor canción aún esté por venir”
Vetusta Morla

Dices que eres intenso. ¡Y madre mía! La intensidad de este concierto es de las que se graban a fuego en la piel. ¡Qué maravilla! ¿Querías que nos olvidaramos de todo y nos divirtiéramos? Felicidades. Lo conseguiste desde el segundo cero. Te nos llevaste. Te esperábamos. Y no nos defraudaste. Tantos minutos de aplausos, en tantos momentos, de toda la gente que abarrotaba el Palau de la Música Catalana, sólo podían salir del corazón.

Tu entrega me prendió, y me ilusionó, porque volví a sentir un concierto en la piel dejándome ir al son de tu música, de tus letras, de esas canciones que se clavan en el alma. Y encima tuviste algunos detallazos de nota. Cantar la mitad de Calella en catalán, acordarte de Serrat y deleitarnos con Mediterráneo… y para colofón, la colaboración con la gran Judit Nedderman en No te quiero perder.

Tu entrega me prendió, y me ilusionó, porque volví a sentir un concierto en la piel dejándome ir al son de tu música, de tus letras, de esas canciones que se clavan en el alma.

Bufff ¿Y ahora quién duerme? Yo no. Hay demasiada emoción en mi cuerpo que quiero seguir sintiendo. Así que me pasaré un ratito escribiendo este Kwel. Y saboreando una y otra vez esta noche, estas más de dos horas de concierto. Empiezo a escribir en el metro, camino a casa, pero cuando llegue, me tomo un vino en tu honor.

Porque sólo puedo decir gracias. Gracias. Gracias. Y mil gracias por hacerme tan feliz esta noche. Y encima, para ponerle el broche, va y me cantas Perdón por los bailes, un temazo que me acompaña tantos y tantos días. Por cierto, si estáis leyéndome y no habéis escuchado la canción, no os la perdáis. Eso sí, os recomiendo el videoclip, con el grandísimo Pablo Milanés.

¿Y de quién carajo nos habla Iolanda? Os preguntaréis. Ya vuelve otra vez derrochando emoción y no sabemos sobre quién. Sí, es lo que hay. Ya sabéis que en los Kwel no pretendemos erigirnos en críticos ni criticas de nada, sino compartir con los suscriptores de Club Córtum, y con quienes nos conocéis a través de las redes, nuestras impresiones sobre eventos culturales o artistas que nos fascinan, para dároslos a conocer, o para intercambiar impresiones si los conocéis ya. Y sí, a mi me gusta sentir el arte en la piel y el cuerpo y compartirlo con vosotros el mis Kwel.

Pues bien, el artistazo en cuestión sobre quien os escribo hoy se llama Andrés Suárez. Es cantautor. Se autodefine, y con orgullo creo, como cantautor. Pero dejadme que añada que forma parte, a mi juicio, de una generación de músicos que han venido a revolucionar el término cantautor. Él, Diego Cantero (Funambulista), Marwán, y añadiría (con su permiso) a Mikel Izal, Rozalén  y tantos otros. Habrá ocasión para escribir sobre ellos en mis Kwel.

Viaje de vida y vuelta es una de esas pequeñas grandes joyitas que te alegran el día.

El de esta noche ha sido mi primer concierto suyo. Voy tarde, lo sé, porque aunque lo conocí en plena pandemia con su disco anterior, lleva ya 9 (si no me he descontado) a la espalda y unos 20 años pisando metro, bares y escenarios con su guitarra. Lo conocí con su disco anterior, sí. Y me gustó. Hace unos meses publicaba su último trabajo, Viaje de vida y vuelta. Y mi sensación al escucharlo fue ¡Uauuu como ha crecido este hombre! ¡Qué discazo! Sí, Viaje de vida y vuelta es una de esas pequeñas grandes joyitas que te alegran el día. Uno de esos discos (sí, estoy escribiendo disco… a conciencia… ¿cómo le llamamos sino?). Lo que escribía, un disco de los que te invitan a saborearlo una y otra vez, que te reclaman toda tu atención para ir descubriendo sus matices, sus metáforas… Me enganchó su poesía, su melodía, su voz… Y ya no hay vuelta atrás. Y menos después de esta noche. Un cantautor con banda de rock y un show ante el cual te rindes al momento, siguiendo el ritmo, poniéndote de pie y bailando. Olvidando lo bueno y lo malo de la vida. Porque sólo existe su música y su personalidad que te envuelven.

Estoy en casa, acabando de escribir, y la emoción sigue paplpitando en mi piel ¿Se me nota, verdad?

Andrés Suárez tiene sólo 40 añitos y le queda mucha música por delante, así que como rezan los versos de Vetusta Morla del principio del Kwel, que su mejor canción aún esté por venir, aunque tenga ya grandes temazos, como Valientes, dedicado a las personas con parkinson.

Andrés Suárez ha salido esta noche al escenario del Palau de la Música Catalana y ha conseguido que el aforo completo sintiéramos al unísono sus notas y sus versos colarse por nuestra piel. No dejéis de escucharlo. Y ya me decís.

Crónica publicada en la sección Kwel de Club Córtum el 18 de junio del 2023

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